Te llame por la
mañana para decirte que iría a comer que al final sí que me daría tiempo, así
que me preparaste una rica ensaladilla rusa que me encanta y un entrecot de
ternera porque sabes que soy carnívoro. Pasamos la comida estupendamente, tu contándome
tus cosas sobre el trabajo, tu madre, tu amiga Paula que otra vez había dejado
a su novio. Yo te escuchaba cariñoso y mimoso, tranquilo, disfrutando de ti, de
la compañía de mi sumisa. Me besaste la mano en señal de sumisión y fuiste a la
cocina a recoger mientras yo acababa de tomarme el café.
Te escuchaba tararear una canción mientras fregabas los
platos, tenías la radio puesta y no me escuchaste llegar. Te agarre por detrás y
diste un pequeño salto por el susto pero te dejaste abrazar por mí
inmediatamente y recibiste mis besos en tu cuello con agrado.
Te susurre en el oído que quería más postre y que ibas a dármelo tú. Ahí ya te pusiste
tensa porque sabes que esas cosas siempre son preámbulo de que te posea
salvajemente y de manera morbosa en cualquier parte de la casa. Hice que te
inclinaras sobre el fregadero y levante tu vestido, allí estaba tu culo delicioso
con un tanga negro, se me puso dura nada más verlo. Te lo agarre y le di un par
de azotes cariñosos. Te arranque la falda y el tanga, te mande agarrar el grifo
del lavábamos y no soltarlo y abrirte bien de piernas. Obedeciste sin dudar,
separe tus nalgas con mis manos y empecé a lamerte, jugué con mi lengua en tu
coño mojadisimo, lamí en círculos tu sexo, mi lengua entraba y salía de tu coño,
te lo estaba follando muy rico y tus jugos me decían que lo estaba haciendo
bien igual que tus gemidos ahogados. Estuve así un buen rato, jugando con mis
dedos dentro de ti, agarrando fuerte el culo y lamiéndolo también, me encantaba
devorarte así, dejar que mi lascivia saliera por mi boca y te devorara sin
miramientos. Note como te contraías y acelere, el orgasmo te llego y tus
piernas temblaron, gemiste fuerte, y soltaste las manos del grifo en medio del
orgasmo.
Te abrace y te bese, pero te recrimine que te hubieras
soltado del grifo, bajaste tu mirada sabiendo que habías hecho mal y te
arrodillaste esperando tu castigo por haberme desobedecido.
Te senté en mis rodillas y te azote durante un minuto seguido
mientras con cada azote decías: Lo siento señor, zasssssssss., lo siento señor…zasssssss…lo
siento señor…zasssss…tu culo se puso algo rojo aunque no te de muy fuerte era
una falta leve.
Te arrodillaste y te indique que me mamaras. No me hiciste
esperar y sacaste mi polla durísima del pantalón, empezaste a lamer el capullo despacio,
mirándome, como a mí me gusta, lamiste los huevos, dando largas pasadas con tu
lengua, me abrí en la silla para ti, para tu boca. Comenzaste a comer con
ganas, veía en tu cara y en tus ojos el deseo, trababas y te atragantabas, hacías
arcadas, babeabas sobre mi miembro, agarre tu cabeza y tu lengua bajo de mis
huevos hacia mi ano, con las babas lamiste y pusiste un dedo acariciándome ahí como
sabes que me gusta, te metiste mi polla en la boca y tu dedo me acaricio mirándome
a los ojos recibiste la tremenda corrida que te di, llenándote la boca, tu
cara, era una maravilla verte ser así de viciosa conmigo tu Amo.
Ha sido un rico postre mi sumisa- dije yo besándote antes de
salir de casa para volver a trabajar.
Gracias mi señor por compartir su postre conmigo-
respondiste tu complaciente.
Siempre, siempre lo
compartiremos todo. Es postre y mucho más.
– dije yo bajando las escaleras y observándote de rodillas mirándome como me
iba. Sin duda es una maravilla poder
escaparse para comer en casa contigo, siempre es bonito ver que el postre
siempre está caliente esperándote.
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